Primero que todo, este es mi primer blog del año por lo que les envío cariñosamente el deseo de que el 2021 sea del todo provechoso y también un gran evento positivo en nuestras vidas, pese a las circunstancias. !!Que así sea!!
Había demorado en escribir y comunicarme por esta vía con ustedes, básicamente porque quería comunicar buenas nuevas y cambios en nuestra actualidad, con la llegada del nuevo año. Esto, en realidad no pasó y hasta Marzo como ya es de su conocimiento, todo sigue igual o peor.
Sin ser pesimista, porque no lo soy, estamos a un año exacto de que paralizamos las clases indoor en el Dojo, con tatami bajo los pies. Ya 365 días desde ese día y si somos realistas tenemos casi las mismas perspectivas de que este año, sea muy parecido al que transcurrió.
Lo positivo de todo esto, es que por razones inentendibles para nosotros, aún en las circunstancias tan difíciles y trágicas que hemos vivido con la Pandemia, hemos sido obligados a la adaptación constante y a readaptarnos conductualmente, en el cómo veníamos viviendo.
¿Qué cambió?, simple, TODO. Lo que era habitual, dejó de serlo. Por sobre todo, en nuestras acciones y en el pensamiento individual que nos ha enseñado el sistema desde que nacimos. Ese formato que amaba la competitividad y realzaba también a nuestro super Ego. Antes, estaban las ganas de sobresalir, de ganarle al de al lado, de ser diferente, superior y mejor en todo, y porque obviarlo, creer que éramos el centro del Universo.
Hoy todo eso perdió su valor, y un virus invisible catalogado por escépticos como un resfriado fuerte o por otros más conspirativos, un virus inventado e inexistente, nos obligó a vernos como seres humanos frágiles y débiles, separados, aislados, solitarios y sin contacto.
¡Qué paradójico! El escenario que buscábamos antes de la Pandemia, el de la soledad y el individualismo, ya no es la meta, si no que más bien es el estigma.
¿Por qué el individualismo es disfuncional?, porque estar solos e indiferentes en este momento, nos muestra la real “soledad” y nos obliga a mirarnos a nosotros mismos, a ver nuestras luces y nuestras sombras, a mirar lo que hemos hecho bien y mal, a mirar nuestras locuras, nuestros sueños, nuestros deseos, a quien amamos, a quienes recordamos y a quienes hemos olvidado.
Sin necesidad de competir, ya que vivimos en el mismo acto y la misma realidad, sólo nos queda y nos obliga, a preocuparnos por nosotros mismos sin dejar de pensar en los demás. Ahora y de la de la mano de la Pandemia, el bien propio es el bien común para todos.
Es decir, por alguna extraña energía hemos sido encaminados a armonizar con lo que esta Nueva Realidad ha traído como costumbre, indicándonos marcadamente que debemos estar apersonados con nosotros mismos, reduciéndonos al mínimo las excusas y las distracciones, para tener que mirarnos hacia adentro. Estos son los deseos universales de buscar en nosotros las respuestas que nos ayuden y también ayuden a la sociedad.
Nuestro fundador a través del Aikido, nos dejó invaluables legados de desarrollo personal, que de manera intrínseca y a través de rituales y acciones particulares, son parte de nuestros ejercicios en clases, y tiene por finalidad la evolución de nuestro ser interno.
Para mencionar algunos, nuestro traje es blanco. El dojo y los dojos en el mundo son decorados igualmente. El blanco es símbolo de pureza, y es muy difícil esconder suciedad en un salón iluminado con este color. Para ello este se debe asear cotidianamente, ojalá después de cada clase. Lo mismo ocurre con el traje de práctica, usado en las sesiones de entrenamiento, que termina transpirado por el ejercicio y por el roce con el compañero. Es un deber mantenerlo sin mácula. En la práctica, esto demuestra el deseo de mostrar una actitud pura, honesta, alejada de las malas intenciones o energías, y que intrínsecamente evidencian el deseo de cultivar la idea exterior e interior de purificarse.
O´Sensei en su vida utilizaba el ritual del “Misogi” con esa idea, en donde se utiliza agua fría como un baño, cuyo trabajo era la purificación del cuerpo y la mente. Así lograba entrar en armonía con las leyes de la naturaleza y retornar al principio del todo, sin deferencias entre uno mismo y el Universo.
Asimismo, y quizás más conocida es la práctica del “Zazen”, que básicamente es meditar sentado en posición Seiza. Variados son los escritos de O´Sensei en donde realizaba meditación. De hecho, fue después de una de estas sesiones que tuvo una de sus revelaciones más importantes sobre el Budo.
En nuestro trabajo en el Dojo, conocemos el Zazen en el comienzo y en el término de las clases. Antes de saludarnos, nos sentamos en línea frente al kamiza y buscamos la anhelada calma, concentrándonos en nuestros hará y dando vital importancia a la respiración.
Sólo dejamos que la mente, ideas y pensamientos fluyan, provocando la depuración de los contenidos de nuestro inconsciente, haciendo que poco a poco nuestra mente llegue a un estado de atención más sutil. De esa forma, olvidamos nuestras ansiedades y miedos, abriéndonos una puerta a la tranquilidad, y en lo único que es real, el Aquí y el Ahora.
Gracias a estos mensajes subliminales, un maravilloso legado, el creador del Arte de la Paz, Morihei Ueshiba, nos dejó junto a su arte marcial del Aikido.
Si pudiera darles una imagen, sus enseñanzas son como las migajas dejadas por Hansel & Gretel, que nos hacen buscar, unir y perdurar en nuestro estudio y trabajo personal, entendiendo que aquella búsqueda solo dirige a favorecernos como seres que aspiran a su desarrollo interno, en conjunto con el deseo de que propicie el crecimiento de todos los seres.
Sin prisa, aunque sin pausa y pese a las vicisitudes, MAIPU KAI Aikido Dojo, continuará en la difusión y la práctica de nuestro arte marcial, ocupando todas las herramientas posibles, y en los escenarios que debamos adaptarnos, de manera de poder llevar el Aikido a más y a más personas. Es absolutamente necesario mantenernos en nuestro camino, sin aflojar y sin detención, porque de algo estamos seguros para cuando todo esto haya pasado, nos habremos conocidos a nosotros y entre todos, algo más internamente.
Un abrazo cariñoso para todos y mucho espíritu Aiki para la vida.
MKAD.