Durante la práctica se entra en un estado de desconexión con el exterior y los avatares diarios, olvidando así las preocupaciones y  dándose tiempo a encontrarse con uno mismo, evitando con el transcurso del tiempo las enfermedades asociadas a esta condición.

A través de los movimientos que se realizan en las técnicas, ayudando de esta forma a mantener un cuerpo con una condición más saludable y obteniendo el tono muscular de cada uno.

En cada práctica, al mover el cuerpo se va desarrollando el estado físico, ayudando así a conseguir mejoras en su condición, se va avanzando de inactivo al movimiento, del movimiento al desarrollo de la agilidad y de la agilidad al balance o equilibrio.

Se obtiene gracias a los movimientos específicos que requieren las técnicas, que involucran acciones no acostumbradas con diferentes perfiles.

En la medida que practicamos y nos vemos capaces de ir avanzando en las clases, se va generando el conocimiento de nuestro cuerpo, permitiendo que estemos más seguros de nosotros y más capaces de aprender.

Debido a ser un arte marcial de defensa y basada en la filosofía de la no agresión, aprendemos a lidiar con los ataques y situaciones de este tipo de una mejor manera, con una mirada desde otro punto de vista, con lo cual se genera intentar salvaguardar lo importante en cada situación y buscar la armonía por sobre otras cosas.